Cádiz, se encuentra en una península que sobresale de una bahía y está, casi, completamente rodeada por el mar. Su historia es apasionante. Nombrada Gadir por los Fenicios, que fundaron su puesto comercial en 1100 a. C., más tarde fue controlada por los cartagineses, hasta que se convirtió en un próspero puerto romano. Se hundió en el olvido bajo visigodos y árabes, pero alcanzó gran esplendor a principios del siglo XVI como punto de partida para el viaje a las tierras recién descubiertas de América.
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Cádiz fue asaltado más tarde por Sir Francis Drake, en la lucha por hacerse con el control del comercio con el Nuevo Mundo, y logró resistir al asedio del ejército de Napoleón, hecho que aun relatan con orgullo los gaditanos. A principios del siglo XIX, Cádiz se convirtió en el bastión del movimiento antimonárquico y liberal de España, como resultado del cual, la primera Constitución del país fue declarada aquí, en Cádiz, en 1812.
Algunas de las murallas del siglo XVIII de la ciudad siguen en pie. El casco antiguo y céntrico de Cádiz es famoso por su pintoresco encanto y muchos de los edificios reflejan los vínculos de la ciudad con otras tierras. Merece la pena visitar la Catedral de la ciudad y las iglesias de Santa Cruz y San Felipe Neri, que es famosa en toda España por ser el lugar donde, desafiando al asedio de Napoleón, se estableció el gobierno provisional con su propia Constitución liberal. Otros puntos de interés son el Teatro Romano, La Santa Cueva, hogar de varias pinturas de Goya, y mansiones señoriales como la Casa del Almirante y la Casa de las Cadenas. Magnificas, las piezas arqueológicas del Museo de Cádiz, destacando los sarcófagos púnicos y la Torre Tavira con su cámara oscura que nos revela la geografía laberíntica de Cádiz desde el aire.
La ciudad vieja se ve bastante morisca en apariencia y es intrigante, con estrechas calles empedradas que se abren a pequeñas plazas. La cúpula dorada de la catedral se cierne sobre largas casas blancas y todo el lugar tiene un aire ligeramente decadente. Sólo se tarda unas horas para caminar alrededor del perímetro del casco antiguo, pasando por el Campo del Sur, La Caleta y El Parque Genovés y La Alameda Apodaca, paseos encantadores con vistas panorámicas de la bahía.
Caminar relajadamente sin rumbo por el centro, es uno de los placeres de Cádiz. En Puertas de Tierra, la parte nueva, encontramos playas oceánicas inmensas, donde puedes pasear hasta más allá de la entrada de la ciudad, llegando a las salinas. La presencia del mar, guía la vida del gaditano que se adapta a los giros del viento y las mareas. Su rica y diversa cultura heredada y el carácter marítimo, conforma la ciudad, con una tradición de liberalismo y tolerancia que se mantuvo durante los años de la dictadura franquista en sus coplas y cantes y sigue siendo hoy en día uno de sus mejores valores.
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